domingo, 13 de junio de 2010

El duopolio de los medios

Podríamos suponer que siendo un país democrático, las libertades, en general, no deberían estar cuestionadas, y en el caso de la Libertad de Expresión, menos. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, cuando creemos que las cosas son obvias, no lo son tanto y en el caso de los medios en nuestro país queda fielmente demostrado lo anteriormente planteado. Para dejar contentos a algunos y no sonar tan escépticos, se puede afirmar con plena seguridad que existe Libertad de Prensa más no de expresión.

Bajo qué garantías respaldo mi argumento, se preguntaran muchos, y es lo que pretendo explicar en seguida. La concentración de los medios de prensa e información en nuestro país es francamente inaceptable para un país que garantiza en su constitución las libertades de prensa, sin embargo, es una más, de las tantas ironías que existen en nuestra Carta Fundamental, que sin ir más lejos, fue redactada en plena Dictadura.

Es evidente que en Chile, la oportunidad de crear Medios de Comunicación está al alcance de cualquiera que pretenda hacerlo, sin embargo el nivel de difusión, de propaganda y de recursos en general, está muy por debajo de las dos súper potencias de los medios escritos, que vendrían siendo: el Mercurio y la Tercera., famosa ya es la frase de que existe un duopolio de la prensa escrita, siendo los únicos protagonistas ambos diarios mencionados anteriormente. Y no es que solo tengan en su poder tales periódicos, cosa que ya toma gran relevancia, es que junto con esto, son dueños de más de la mitad de todos los medios existentes en Chile y controlan casi el 100% del panorama regional.

Lo más grave que está ocurriendo en nuestro país, es que se están confundiendo los empresarios, y a su vez los mismo medios, se está perdiendo, por no ser fatalistas y decir que ya se perdió, el amor a la entrega de la información verídica y sin fines de lucro, desde el momento, en que los diarios se transformaron en una especia de gallina de los huevos de oro para los inversionistas, todo cambio, en un país democrático como el nuestro, no se debe confundir la tan ansiada Libertad de Expresión con una Libertad utilizada para beneficio de pocos.
Y me refiero a una libertad que se utiliza para y por el interés y beneficio de éste oligopolio. El tratamiento de la información que entrega tanto el Mercurio como la Tercera, a temas conflictivos y relevantes del acontecer nacional, como los Derechos Humanos, el conflicto Mapuche, las movilizaciones estudiantiles, el conflicto con las salmoneras, etc., deja en clara evidencia el manejo de la noticia y la poca objetividad ideológica. No se puede hablar de libertad de expresión, si la concentración de la entrega de la información la tienen unos pocos, y menos si esos pocos, son también muchas veces actores y protagonistas de lo que se tiene que acusar o denunciar.

La Libertad de Expresión se ve puesta en jaque cuando gran parte de la información se ve manejada por dos grandes Empresas, y no existe una libre competencia. La pregunta que me surge de inmediato es la siguiente, cómo en un mercado liberal, donde la libre competencia es lo principal para el mantenimiento de éste, no existe tal para los medios. No se puede hablar de pluralismo en los medios, si el tiraje de la Tercera y el Mercurio superan con creces el tiraje de publicaciones independientes, y porque hacer la diferencia entre independientes y privadas, sí todos los medios deberían ser independientes, todos y cada uno deben entregar a la población la información tal cual es, sin manipulación a beneficio, ni compromisos económicos de por medio.

Tema aparte, es el de la publicidad, más del 80% de ella es publicada en el Mercurio, lo que claramente aumenta sus arcas considerablemente. Sin embargo, la publicidad privada no es un tema que se puede manejar, porque también se estarían coartando libertades, lo que sí se puede mencionar, manejar y arreglar, es la inversión del Estado en publicidad, las cifras son más que escandalosas, durante los Gobiernos de la Concertación, más del 70% de inversión de publicidad pública era en el Mercurio. Cómo se puede explicar eso, el Estado debería ser el primero en dar el ejemplo y no contribuir al incremento de éste duopolio.

Es hora de que el Estado se ponga los pantalones, que de una vez por todas, garanticen el valor democrático de la información y castiguen a quienes la usan con fines de lucro, que se ayude a los medios alternativos, que el discurso del pluralismo informático del cual se jactan muchas personas, sea de una vez por todas real y esté al alcance de todos y cada uno de los chilenos.

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